Materia: Economía Internacional II
Alumno: Cervantes Ibañez Carlos
Tema: Conclusiones finales
Fecha: miercoles 2 de mayo de 2010
Conclusiones finales del curso.
En el curso se tocaron varios temas, pero los más interesantes fueron los concernientes a la problemática de la educación y la planificación. En primer lugar concuerdo con el profesor Kuthy en que la educación es un punto flojo en la estructura económica, social y política de México, el cual se refleja (y por desgracia) en la planificación estatal, empresarial y social de nuestra nación.
Si no se tiene una educación que enseñe a resolver problemas, en lugar de memorizar los textos (pues los libros estarán en el librero y para consultarlos se recurre a ellos, de ninguna manera les saldrán pies y echaran a correr lejos de nosotros) el mexicano solo será adiestrado en lo más mínimo de sus aptitudes. Por desgracia tal parece que la educación en México es un ciclo interminable de recitales: desde el jardín de niños se inicia recitando el ABC, las tablas de multiplicar, los números, los estados de la república, los nombres de diversos países, los nombres de los animales, etc., sin embargo no se pasa de ese punto y tal deformación llega a niveles superiores de la educación, por eso en los pasillos de la Facultad, en tiempos de exámenes, se observa a los alumnos aprendiéndose de memoria lo que dice el libro, el apunte o la página de internet. Una vez que se acabó el examen, la penitencia termino, y la memoria corta del cerebro desecha la información recibida, pues solo fue para eso, parta salir del paso.
Por eso, cuando se enfrentan a problemas siempre es mejor rodearlo o taparlo y esperar a que así permanezca, rezando por que no salga a la luz o que se olvide. Y esta actitud se refleja en los diferentes niveles de la sociedad mexicana, desde el yuppie que al morir su papi no sabe cómo enfrentar el problema de llevar la empresa a flote sin hacerla hundir; hasta el hijo de vecino que prefiere nadar de “a muertito” y dejarse llevar por la corriente.
Ese tipo de planificación es la que se obtiene con la educación que se recibe en México, una planificación “a diez minutos para la hora” o “al vapor” o de plano de “a como salga”, esa planificación “rústica” en donde tal parece que la teoría de los agentes racionales se aplica de forma descompuesta. No es que se planee previniendo el futuro sino al paso, de a como sean los problemas en el momento se aplica una solución a la mexicana.
Por ese tipo de planificación se tiene la situación de México, actuando según el clima político, social o económico, es decir, se actúa por coyunturas y no por planificación estratégica. Aunque más preocupante es la planificación de la sociedad, la gente de a pie que diario sale a ganarse el pan en extenuantes horarios laborales y recibiendo un sueldo de miseria. Esa sociedad que definitivamente prefiere “nadar de a muertito” y dejarse llevar por la corriente, rodeada de tiburones (monopolios) que buscan arrancarle hasta el último peso y hasta la última neurona sana. Esa sociedad que se deja educar por la televisión, por la iglesia, por los medios de entretenimiento y comunicación, embelesada por entrar hasta en el último detalle de la vida de otros seres (artistas de T.V) que son la más clara evidencia de la decadente educación recibida en el país. Este “coma mental” en el que se encuentra la sociedad mexicana y del cual unos cuantos logran despertar y luchan por cambiar su entorno próximo (por eso se empieza), por ejemplo los movimientos indígenas que intentan otro tipo de sociedad en sus comunidades y los movimientos sociales que marchan al ángel exigiendo al gobierno un alto a la inseguridad, pero es una brizna y lo que se necesita es un huracán. Lo que se necesita no son pulgas, sino dragones que arrasen y arranque las raíces putrefactas de la corrupción y de la enajenación, estos dos árboles centenarios que se alzan incólumes entre la sociedad mexicana y de cuyas ramas cuelgan los grandes males que la mantienen sumida en la peor de las situaciones. Árboles cuyas raíces llegan hasta el corazón y la mente del ciudadano, cegándolo y haciéndole pensar que esta es la situación “normal”, “común” y que no hay otra salida.
Es verdad que se está demasiado lejos, en el tiempo, del comunismo, pero no hay que esperar a que por fin llegue esa situación para empezar un cambio, sino que se debe empezar hoy, y una manera (estoy convencido de eso) es por vía de la educación. Impartida de manera crítica, que haga a la mente pensar, abstraer la realidad y darse cuenta de la situación. Una educación que permita ver que se es parte de una sociedad, que no se está solo (pues en soledad no existe el ser humano, solo los muertos) y que todo se debe a la sociedad. Una educación que acabe con la “meritocracia” y la alienación. Para que la personalidad del individuo forme la unión de la sociedad.
Y este dragón, la sociedad, dándose cuenta que es poseedor del poder y no un simple esclavo de las circunstancias, por fin levante vuelo y queme y arrase con el bosque de conformismo e ignorancia. Reconociendo que es un ser diverso pero al mismo tiempo es uno solo. Diverso en reconocimiento de los diferentes saberes y costumbres de los pueblos primigenios, pero es uno solo en la búsqueda del bienestar y la dignidad, en búsqueda de la riqueza; pero no para que se la embolsen unos pocos, sino para que sea repartida (en lo más justo posible, dentro de un sistema capitalista) entre sus ciudadanos.
La verdad no libera a nadie, menciona Anton Lavey en su libro La Biblia Satánica, es la duda la que toca las puertas de la mente y permite el paso a la verdad. Entonces, es la duda la iniciadora del movimiento libertario de la mente. Pero la duda no nace de la nada, necesita un sembrador y una tierra fértil donde crecer. Lamentablemente el sembrador esta alienado a tal medida que en lugar de sembrar duda siembra el miedo al cambio, siembra la certidumbre esclavizante que conforma la actitud conformista del hombre. La tierra fértil, por su parte, está seca, árida, es un desierto por el cual corren ríos de ceguera, de espejismos y de aberrantes imágenes de conocimiento, de cultura y esperanzas.
Dado esto, la duda tiene un enorme trabajo por hacer, tiene que tocar con un marro para que se escuche su llamado a la puerta, pero luego tiene que luchar con la espesura (costumbre) que atranca las puertas para por fin darle paso a la verdad.
Si no se tiene una educación que enseñe a resolver problemas, en lugar de memorizar los textos (pues los libros estarán en el librero y para consultarlos se recurre a ellos, de ninguna manera les saldrán pies y echaran a correr lejos de nosotros) el mexicano solo será adiestrado en lo más mínimo de sus aptitudes. Por desgracia tal parece que la educación en México es un ciclo interminable de recitales: desde el jardín de niños se inicia recitando el ABC, las tablas de multiplicar, los números, los estados de la república, los nombres de diversos países, los nombres de los animales, etc., sin embargo no se pasa de ese punto y tal deformación llega a niveles superiores de la educación, por eso en los pasillos de la Facultad, en tiempos de exámenes, se observa a los alumnos aprendiéndose de memoria lo que dice el libro, el apunte o la página de internet. Una vez que se acabó el examen, la penitencia termino, y la memoria corta del cerebro desecha la información recibida, pues solo fue para eso, parta salir del paso.
Por eso, cuando se enfrentan a problemas siempre es mejor rodearlo o taparlo y esperar a que así permanezca, rezando por que no salga a la luz o que se olvide. Y esta actitud se refleja en los diferentes niveles de la sociedad mexicana, desde el yuppie que al morir su papi no sabe cómo enfrentar el problema de llevar la empresa a flote sin hacerla hundir; hasta el hijo de vecino que prefiere nadar de “a muertito” y dejarse llevar por la corriente.
Ese tipo de planificación es la que se obtiene con la educación que se recibe en México, una planificación “a diez minutos para la hora” o “al vapor” o de plano de “a como salga”, esa planificación “rústica” en donde tal parece que la teoría de los agentes racionales se aplica de forma descompuesta. No es que se planee previniendo el futuro sino al paso, de a como sean los problemas en el momento se aplica una solución a la mexicana.
Por ese tipo de planificación se tiene la situación de México, actuando según el clima político, social o económico, es decir, se actúa por coyunturas y no por planificación estratégica. Aunque más preocupante es la planificación de la sociedad, la gente de a pie que diario sale a ganarse el pan en extenuantes horarios laborales y recibiendo un sueldo de miseria. Esa sociedad que definitivamente prefiere “nadar de a muertito” y dejarse llevar por la corriente, rodeada de tiburones (monopolios) que buscan arrancarle hasta el último peso y hasta la última neurona sana. Esa sociedad que se deja educar por la televisión, por la iglesia, por los medios de entretenimiento y comunicación, embelesada por entrar hasta en el último detalle de la vida de otros seres (artistas de T.V) que son la más clara evidencia de la decadente educación recibida en el país. Este “coma mental” en el que se encuentra la sociedad mexicana y del cual unos cuantos logran despertar y luchan por cambiar su entorno próximo (por eso se empieza), por ejemplo los movimientos indígenas que intentan otro tipo de sociedad en sus comunidades y los movimientos sociales que marchan al ángel exigiendo al gobierno un alto a la inseguridad, pero es una brizna y lo que se necesita es un huracán. Lo que se necesita no son pulgas, sino dragones que arrasen y arranque las raíces putrefactas de la corrupción y de la enajenación, estos dos árboles centenarios que se alzan incólumes entre la sociedad mexicana y de cuyas ramas cuelgan los grandes males que la mantienen sumida en la peor de las situaciones. Árboles cuyas raíces llegan hasta el corazón y la mente del ciudadano, cegándolo y haciéndole pensar que esta es la situación “normal”, “común” y que no hay otra salida.
Es verdad que se está demasiado lejos, en el tiempo, del comunismo, pero no hay que esperar a que por fin llegue esa situación para empezar un cambio, sino que se debe empezar hoy, y una manera (estoy convencido de eso) es por vía de la educación. Impartida de manera crítica, que haga a la mente pensar, abstraer la realidad y darse cuenta de la situación. Una educación que permita ver que se es parte de una sociedad, que no se está solo (pues en soledad no existe el ser humano, solo los muertos) y que todo se debe a la sociedad. Una educación que acabe con la “meritocracia” y la alienación. Para que la personalidad del individuo forme la unión de la sociedad.
Y este dragón, la sociedad, dándose cuenta que es poseedor del poder y no un simple esclavo de las circunstancias, por fin levante vuelo y queme y arrase con el bosque de conformismo e ignorancia. Reconociendo que es un ser diverso pero al mismo tiempo es uno solo. Diverso en reconocimiento de los diferentes saberes y costumbres de los pueblos primigenios, pero es uno solo en la búsqueda del bienestar y la dignidad, en búsqueda de la riqueza; pero no para que se la embolsen unos pocos, sino para que sea repartida (en lo más justo posible, dentro de un sistema capitalista) entre sus ciudadanos.
La verdad no libera a nadie, menciona Anton Lavey en su libro La Biblia Satánica, es la duda la que toca las puertas de la mente y permite el paso a la verdad. Entonces, es la duda la iniciadora del movimiento libertario de la mente. Pero la duda no nace de la nada, necesita un sembrador y una tierra fértil donde crecer. Lamentablemente el sembrador esta alienado a tal medida que en lugar de sembrar duda siembra el miedo al cambio, siembra la certidumbre esclavizante que conforma la actitud conformista del hombre. La tierra fértil, por su parte, está seca, árida, es un desierto por el cual corren ríos de ceguera, de espejismos y de aberrantes imágenes de conocimiento, de cultura y esperanzas.
Dado esto, la duda tiene un enorme trabajo por hacer, tiene que tocar con un marro para que se escuche su llamado a la puerta, pero luego tiene que luchar con la espesura (costumbre) que atranca las puertas para por fin darle paso a la verdad.
Ahí está lo que me dejo este curso, abrir los ojos a la educación y su papel en el crecimiento de México. Ahora se ha sembrado la duda en mí de estudiar algo relacionado con la educación, o más que la duda el incentivo. Pues México tiene que competir con los otros países en búsqueda del mismo objetivo: desarrollo. Pero si no se conforma una estructura sólida al interior, los ventarrones y el oleaje del mar de la competencia orillaran la embarcación a las arenas del estancamiento y la pobreza, tanto económica como espiritual, en el sentido de la forma cognoscitiva de percibir el mundo y la realidad, y no en el mal entendido concepto cristiano. Para aventurarse a los mares de la globalización se necesita una embarcación sólida, unida para no despegarse y que aguate los golpes de las olas y los vientos, en cambio, México se aventuró a la odisea de la competencia mundial en una canoa. Fácilmente se puede romper y en cualquier momento será tragada por el mar. El engrudo que permita mantener unida la embarcación es la educación y la planeación.
Por el lado de las recomendaciones, las propuestas que se pueden ofrecer derivadas del curso son 1) una revisión objetiva de las metas individuales y sociales de la educación recibida en la Facultad y 2) una introspección sobre los motivos de la decadencia de la educación.
Por otro lado, una sugerencia para las futuras exposiciones: a todo aquel que se atreva a poner en las diapositivas, lo mismo que está diciendo (leyendo), es una resta de cinco puntos, automáticamente de su puntuación total, pues es una tortura tener que soplarse una exposición sin el menor atisbo de vida, ¡en todo caso se deja que el proyector corra durante el tiempo de exposición y al final se hacen comentarios y observaciones! Pero es un método infalible contra el insomnio la forma en que exponen algunos compañeros, porque te da sueño quieras o no. Bueno, eso es un punto de vista muy personal.
Por el lado de las recomendaciones, las propuestas que se pueden ofrecer derivadas del curso son 1) una revisión objetiva de las metas individuales y sociales de la educación recibida en la Facultad y 2) una introspección sobre los motivos de la decadencia de la educación.
Por otro lado, una sugerencia para las futuras exposiciones: a todo aquel que se atreva a poner en las diapositivas, lo mismo que está diciendo (leyendo), es una resta de cinco puntos, automáticamente de su puntuación total, pues es una tortura tener que soplarse una exposición sin el menor atisbo de vida, ¡en todo caso se deja que el proyector corra durante el tiempo de exposición y al final se hacen comentarios y observaciones! Pero es un método infalible contra el insomnio la forma en que exponen algunos compañeros, porque te da sueño quieras o no. Bueno, eso es un punto de vista muy personal.
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