miércoles, 3 de marzo de 2010

1er reporte revista

Universidad Nacional Autónoma de México
Facultad de Economía
Profesor: Córdoba Kuthy Alfredo
Alumno: Ocampo Solís Alfredo
Tarea: Artículo de Revista, Carlos Barba
Revista Economía 11 de Mayo - Agosto 2007

Articulo de Revista: La transformación de la Vida Económica del Campo Mexicano
En México, la vida rural ha asistido a cambios importantes en las últimas décadas. El país ha pasado de una economía que basaba su desarrollo en la sustitución de importaciones a una economía de mayor apertura comercial y más integrada en la economía globalizada. Tanto las políticas de ajuste estructural aplicadas, en particular aquellas conformes con las directrices del Fondo Monetario Internacional (FMI), como la apertura económica bajo diversos acuerdos comerciales fundamentalmente el Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN) han tenido una repercusión importante en el agro mexicano.
En 1982, a raíz de la firma de un convenio con el FMI, México inició un programa de ajuste estructural, reduciendo el gasto público destinado al sector agropecuario, lo que repercutió en la actividad agropecuaria.

Esta primera etapa de las políticas de ajuste ocasionó una drástica reducción de los recursos destinados a los subsidios de la producción agrícola, si bien las características de los subsidios no se modificaron. En 1989, se iniciaron otras reformas estructurales del agro mexicano, que incluían reformas económicas y la reforma de la Ley Agraria, norma que regula las tierras de los ejidos y comunidades agrarias. En primer lugar, se reorganizó el crédito público destinado a la agricultura, reduciéndose entre 1989 y 1990 el monto de los créditos otorgados por el Banco de Crédito Rural en un 65 por ciento (a precios reales), lo cual afectó principalmente a los pequeños productores ejidales.

A partir de 1990 se liberalizaron los mercados de productos e insumos agropecuarios, con severos recortes en los subsidios productivos para la agricultura. La intervención estatal en el mercado de productos que se ejercía mediante las empresas paraestatales fue disminuyendo, hasta llegar a desaparecer en los años noventa. En el caso del maíz, en la década de los años ochenta alrededor de una tercera parte de la cosecha se comercializaba a través de esos canales, lo cual permitía influir el precio también en el mercado privado. Al suspenderse los precios de garantía a fines de los años noventa y permitirse la importación de algunos cultivos básicos, se registró una drástica caída de los precios. La retirada del Estado de la producción y distribución directa de insumos, como fertilizantes y semillas, a través de empresas paraestatales, así como del acopio y procesamiento de cultivos estratégicos para la agroindustria, afectó seriamente los volúmenes de producción y rentabilidad de grupos de productores y regiones específicas, tales como los relacionados con el café, la caña de azúcar y el tabaco y el maíz, entre otros.

En Conclusión podemos decir que desde la posguerra hasta 1982, el agro mexicano fue un soporte importante en la industrialización del país mediante la sustitución de importaciones, sosteniendo el crecimiento urbano e industrial de la economía mexicana: aportó divisas gracias a las exportaciones y materias primas para la industria nacional, incrementó la producción de alimentos para una población en rápido crecimiento y aportó fuerza de trabajo a través de la emigración hacia las urbes. La política social ha tenido un papel importante en el viraje del enfoque de las políticas públicas hacia el campo. Esta política se planteó en primera instancia como medida compensatoria a los impactos económicos del ajuste neoliberal. Con el tiempo se institucionalizó como una política de lucha contra la pobreza y se centró en los grupos de población definidos pobres. En los años noventa, el gasto público en programas sociales fue adquiriendo cada vez mayor relevancia en las zonas rurales.

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