domingo, 28 de marzo de 2010

Primer recomendación literaria

Materia: Economía Internacional II
Alumno: Cervantes Ibáñez Carlos
Tarea: Recomendación literaria
Fecha: lunes 8 de marzo de 2010

La Biblia Satánica
Anton Sandor LaVey

Escrita en 1970 por Anton Sandor LaVey, fundador de la Iglesia de Satán. La Biblia satánica está compuesta en dos secciones y dividida en cuatro partes, la primera sección está divida en dos partes las cuales articulan la filosofía del satanismo: FUEGO (Libro de Satán) y AIRE (Libro de Lucifer); la segunda sección se compone, también, de dos partes y las cuales dan instrucciones para la práctica de la magia satánica: TIERRA (Libro de Belial) y AGUA (Libro de Leviatán).
En la introducción se mencionan aspectos en favor y en contra de este libro:
“Fue un libro revolucionario y contestatario para su época, para el lector avezado, resulta evidente desde un principio que este libro no fue escrito para Satanistas, sino para una audiencia esencialmente Cristiana; básicamente una suerte de folleto propagandístico editado en edición rústica como parte de una hábil estrategia publicitaria para llegar a las masas, y para beneficio personal de su autor. El objetivo del libro era, y aún es, aclararle, a quienes no sepan, lo que es el Satanismo, es decir, no es Revelación ni Escritura de ningún tipo; de hecho, no resiste el mínimo análisis histórico. Básicamente, es un libro dirigido a personas reprimidas, a cristianos renegados que habían perdido la batalla por sus mentes. Si bien los argumentos manejados en este libro son de puro sentido común, en parte extraídos de conceptos ya existentes, la excelencia del libro radica en la integración de los mismos en un código de vida significativo para el individuo promedio no únicamente para los ocultistas o filósofos de alto nivel académico.
¿Qué es el Satanismo, una filosofía, o una ideología? Una filosofía requiere de un razonamiento preciso y sofisticado de parte del filósofo. Una ideología no es otra cosa que una simple declaración de mecanismos y metas que lo único que requieren es creencia ciega y entusiasmo emocional por parte de sus adherentes. Salvo por la influencia de unos cuantos filósofos en su nivel más básico, las religiones convencionales son ideologías vestidas de seda. A diferencia de sus equivalentes políticos, no se molestan en tratar de racionalizar o justificar sus pronunciamientos o prescripciones, ya que sostienen que provienen de una autoridad divina, por tanto más allá del alcance de los pobres mortales. Aunque expone dicho fraude, la Biblia Satánica, al revestirse de la autoridad sobrenatural del Príncipe de las Tinieblas y sus demonios, bebe del mismo manantial que dichas religiones. Si no fuera por éste elemento, la Biblia Satánica sólo sería un tratado social obra de Anton LaVey no ya Sumo Sacerdote de Satán, sino uno más entre tantos cínicos de la contracultura de los años 60's”.

Más allá de esta contradicción, tan evidente, el libro llama la atención por la idea de la complacencia hasta cierto límite, por la libertad sin restricciones, pero sólo hasta el punto de no molestar a los demás. A todas luces un pensamiento de sentido común. En esencia dice que hay características naturales, “bestiales” para la religión cristiana, las cuales son reprimidas y llevan al individuo al auto-engaño. Las órdenes sociales más avanzadas intentan una supresión de este salvajismo innato en el hombre. Pero al mismo tiempo que reprimen este instinto más se hace evidente el cruel y salvaje sentimiento del hombre por regodearse de satisfacción ante la desgracia de su prójimo. Una contradicción de esta sociedad “amable” y “civilizada”, que demuestra su furia y desprecio por los que no entran en sus estándares de “normalidad” y se ensaña consigo misma, se destruye cada vez más a pesar de estar bajo el mando de una “guía suprema” de amor y comprensión.
La idea que muestra de Satán, es el de la libertad, la independencia y el de pensamiento crítico que no está conforme con las convenciones impuestas. El de aceptar que la divinidad proviene del hombre y no de algo sobrenatural. Aunque menciona que el Diablo es el mejor amigo del cristianismo, pues gracias a él la Iglesia puede seguir vendiendo pociones para el alma, lo cual le reditúa en grandes ganancias para sus dirigentes humanos; así mismo, se puede decir que Dios es el mejor amigo del satanismo, pues las mismas pociones que vende el cristianismo las vende el satanismo, solo que con diferente etiqueta. Entonces, tanto Dios como el Diablo resultan ser que son los mejores amigos del mundo.
A pesar de estos errores o desatinos, el libro tiene un primer capítulo que desnuda la civilidad del hombre y lo muestra como un animal, a veces mejor a veces peor que los que caminan en cuatro patas. Pone en duda la idea que vende el cristianismo, el cual se utiliza para mantener a las personas en su nivel de servilismo y conformidad ante un sistema opresor, de que la satisfacción se alcanza una vez que la muerte llega al hombre y por lo tanto el sufrimiento es algo bueno, que incluso puede dar alegría, y que el no poder satisfacer al cuerpo con las cosas que el dinero puede comprar es cosa de agradecer, por eso en el libro menciona que:
“La vida es la gran satisfacción de las pasiones. La muerte es la gran abstinencia. Por tanto, sácale provecho a la vida ¡aquí y ahora! ”
Menciona que la duda abrirá la puerta a la verdad, la duda llega a la puerta de la mente por medio del entendimiento de ciertas circunstancias. Este entendimiento se logra al dejar la condición cómoda de ignorancia. Es decir, cuando el hombre alimenta el espíritu con la razón. Por eso, los mejores aliados para un sistema opresor, sea un gobierno o empresa oligopólica, son la ignorancia y la ideología religiosa, en la medida que le permiten seguir en el poder sin tener que preocuparse por la rebelión de los ciudadanos y los consumidores.
Habla de una situación bizarra y cruel, el rechazo de las enseñanzas cristianas incluso por aquellos que deberían ser los primeros en seguirlas, los líderes religiosos. Si el pastor se deja llevar por sus instintos más básicos y primitivos, ¿qué será del rebaño? Si no se respetan los principios más esenciales de la enseñanza cristiana tales como no dañes a tu prójimo, alimenta al necesitado, consuela al desconsolado, no mates, no robes, no desees a la mujer ajena, en conclusión: ama a tu prójimo como a ti mismo; entonces la ideología cristiana es un simple ornamento que se usa según la conveniencia del hombre. Todos los hombres se dejan llevar por sus instintos naturales, los cuales llevan al pecado, entonces, todos los hombres son pecadores y todos irán al infierno.
Se menciona que el hombre es capaz de los actos más amorosos y al mismo tiempo de las acciones más crueles posibles. Dejando a la vista la animalidad del hombre, la cual a medida que se reprime crece de forma tal que se demuestra en las situaciones más despreciables, ante la primera oportunidad que tiene para aflorar.
De esto se trata el libro La Biblia Satánica, pero algo que menciona es que el hombre puede modificar su situación mediante la acción directa, en manos del hombre esta cambiar la situación de sufrimiento y desigualdad. El destino se puede cambiar y no se tiene, ni se debe, aceptar la condición degradante a la que se ha sometido a la mayoría de la sociedad. Pero para eso, primero es necesario plantar la duda en la mente de la mayoría, sobre su condición de vida en lo material y espiritual (entiéndase espiritualidad como el conocimiento) para que las puertas de la verdad se habrán y la libertad sea alcanzada. Pero no la libertad de forma privatizada, de forma burguesa, la cual es una libertad alienada y sujeta a la coacción y a la necesidad (y es la que pregona el libro). Sino en su sentido más radical, como lo menciona Marx:
“El reino de la libertad solo empieza allí donde termina el trabajo impuesto por la necesidad y por la coacción de los fines externos; queda, pues, conforme a la naturaleza de la cosa, más allá de la órbita de la verdadera producción material. Así como el salvaje tiene que luchar con la naturaleza para satisfacer sus necesidades, para encontrar el sustento de su vida y reproducirla, el hombre civilizado tiene que hacer lo mismo, bajo todas las formas sociales y bajo todos los posibles sistemas de producción. A medida que se desarrolla, desarrollándose con él sus necesidades, se extiende este reino de la necesidad natural, pero al mismo tiempo se extienden también las fuerzas productivas que satisfacen aquellas necesidades. La libertad, en este terreno, solo puede consistir en que el hombre socializado, los productores asociados, regulen racionalmente este su intercambio de materias con la naturaleza, lo pongan bajo su control común en vez de dejarse dominar por él como por un poder ciego, y lo lleven a cabo con el menor gasto posible de fuerzas y en las condiciones más adecuadas y más dignas de su naturaleza humana. Pero, con todo ello, siempre seguirá siendo este un reino de la necesidad. Al otro lado de sus fronteras comienza el despliegue de las fuerzas humanas que se considera como fin en sí, el verdadero reino de la libertad, que, sin embargo, solo puede florecer tomando como base aquel reino de la necesidad. La condición fundamental para ello es la reducción de la jornada de trabajo.”
Más allá del sentido ideológico del libro y de su concepción alienada de libertad, se rescata su intención de hacer reflexionar a las personas sobre su condición como ser humano y su instinto animal, dos cuestiones en conflicto que determinan la lucha por la existencia individual. Los medios para hacer reflexionar a las personas es la visión que se tiene sobre la religión y sus ritos ¿se profesa de corazón la religión?, o ¿solamente es un acto irracional para suprimir los instintos animales del hombre? En la medida que el hombre niegue sus instintos animales se alejara cada vez más de la posibilidad de alcanzar una verdadera y absoluta libertad que está por encima de cualquier individualidad subjetiva.

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