Materia: Economía Internacional II
Alumno: Cervantes Ibáñez Carlos
Tarea: Reporte de evento cultural
Fecha: domingo 7 de marzo de 2010
Carnaval de Iztapalapa 2010.
En Iztapalapa los carnavales empiezan en las dos últimas semanas febrero y se prolongan hasta semana santa, esta ocasión fui el domingo 28 de febrero. Desde temprano en la mañana empezaron a cerrar las calles con escenarios, para la fiesta de la noche y con puestos de feria. Igualmente desde temprano empezaron a desfilar cantidades importantes de alcohol, desde la clásica caguama hasta botellas de tequila y anforitas de mezcal.
Las cuadrillas de danzantes que van por las calles vestidos de charros con máscaras, de china poblana, strippers, de indios y los principales con máscaras de viejitos; desde las 12:00 del día empiezan a recorrer las calles del pueblo de Santa Cruz Meyehualco, acompañados de la banda de música. De igual forma los carros alegóricos desfilan llevando a la reina del carnaval. Dentro de esta aglomeración de gente las personas pueden ir tomando sus caguamas o sus respectivas botellas, las armas de fuego salen a relucir y empieza una feria de balazos. Tal parece que hay competencia para ver quién es el que lleva el arma más escandalosa, la más grande o la más estrafalaria.
Dentro del arsenal que se deja ver ese día hay desde la pequeña calibre 25 hasta ametralladoras, cuernos de chivo y escopetas. Es un mar de gente “disfrutando”, por decirlo de esa forma, del baile de los que van disfrazados, del ruido de los balazos, de la música, del calor y el sol de mediodía. Es un rebaño de gente que va escoltada por policías, dentro de este grupo puedes tomar y disparar tu arma, pero si te quedas afuera, entonces te pescan los policías y te suben a la “perrera”.
Una vez arriba de la “perrera” te dan un recorrido de 40 minutos, en realidad solo te cruzan al otro lado de la avenida y en el transcurso te piden su respectiva “mordida”, por radio empiezan a decir una serie de palabras, según ellos en clave: “345, central reportando a la delegación”, “cuatro sujetos en vía pública….(inaudible)…los llevamos a la delegación”, y cosas como esa. Una vez que arreglamos con ellos la módica cantidad de $200 por persona (es decir $800 por 40 minutos de “trabajo”) nos dejan salir exactamente enfrente del carnaval, pero del otro lado de la avenida Ermita.
Una vez más regresamos a la multitud de gente para seguir con la fiesta (no nos fue suficiente la experiencia con los policías), nos vamos con los que siguen tomando y echando bala. Las señoras con hijos en brazos o acarreándolos entre la gente pasan como si estuvieran en su casa. Los niños corriendo de un lado a otro con su bolsa de frituras, chicharrones de harina, refresco y paletas en la mano, mientras que las señoras les gritan: “chamaco desmadrozo no se vaya tan lejos”, “cuida a tu hermanito Felipe”, “pinche chamaco no ande corriendo”, entre otras cosas.
Cuando va anocheciendo los escenarios dispuestos para las diferentes bandas, que tocaran esa noche, comienzan a preparar todo. La tocada empieza a eso de las 9:00 pm, los borrachos de mediodía ya están durmiendo, otros todavía aguantan una ronda más y salen los borrachos de la noche. Esta vez, unos pocos llevan armas y cuando se les calienta la sangre, con alguna canción, jalan el gatillo.
Las señoras y los niños ya están en sus casas, cuidando al señor que se puso la “peda” de su vida, y ahora los más jóvenes salen a bailar con el sonido de la tambora. El alcohol corre como río entre las personas. Unos, bajo el riesgo de gastarse toda la semana de sueldo en la borrachera, piden los “cartones” de cerveza y las botellas de mezcal o tequila. Tal parece que es una competencia para ver quién es el que pone más para la “peda”, se acaba el primer “cartón” y salen los billetes de a $200 para pedir otro más. Conforme avanza la noche y los “cartones” se forman las “vaquitas” para juntar para otro “cartón”, ya el último de la noche, dicen algunos, y luego “nos la curamos en la casa del Gordo” menciona otro.
Ya amaneciendo la fiesta acaba, por lo menos las bandas ya dejaron de tocar, pero los hombres siguen tomando y algunos encienden el estéreo del automóvil para poner ambiente. Para las 6:00 am del día lunes unos se van a sus casas, otros se quedan a tomar y otros van a dormir dos horas para después irse a la escuela.
De esa forma termina un día de festival en Iztapalapa en el pueblo de Santa Cruz Meyehualco, es un evento cultural que tiene aproximadamente 400 años de celebrarse. A pesar de las diferentes prohibiciones que surgieron alrededor de los años 1600 y finales de 1700, debido a las cantidades enormes de alcohol que acompañaban la celebración. En fechas recientes se pretende remover algunas “tradiciones” como es el uso de armas de fuego, pero a pesar de las medidas que prometieron los delegados para evitar su uso durante los festejos a los pobladores les “vale madre” y siguen jalando el gatillo alegremente y los policías no dicen nada, solo están cazando a los que se quedan fueran del grupo principal para subirlos a la camioneta y obtener la cuota del día (su mordida).
Es una ocasión en la cual se pueden hacer cosas que están prohibidas en días normales, es decir beber y portar armas en vía pública, es un desborde de energía por parte de los pobladores del pueblo. En ese día varios se ponen se ponen de acuerdo y se coordinan para realizar el festejo, trazan el recorrido para los danzantes y el horario de los diferentes grupos. Es un día en que no importa quedarse con lo justo para la semana, porque ya se quedó bien con el compadre al comprar los “cartones” de cerveza. No importa gastar hasta 20, 000 pesos en vestuario o 60, 000 en el carro alegórico, al fin que “el dinero sale como sea” dicen algunos o “a ver cómo le hacemos” dicen otros.
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